sábado, 7 de noviembre de 2015

Las grandes lecciones de mi hijo

Son pequeños, pero ¡cuanto nos enseñan!

Lo primero que aprendí es la paciencia, bueno, yo aún voy por las primeras lecciones ¡y lo que me queda! Pero sí he aprendido que hay que tenerla, mucha.

Mi peque además me enseña a controlar mi cabreo, cuando ve que levanto la voz me lo hace saber para que hable más bajito y no le grite.

Cuando nos enfadamos (sí, ocurre muy a menudo) se ha dado cuenta que en cuanto me pide hacer las paces se me pasa el enfado, se relaja la situación, los dos sonreímos y podemos hablar de lo ocurrido para que no vuelva a pasar. Así que no tarda en pedirme hacer las paces en cuanto ve que pierdo los nervios con él.

Los niños no guardan rencor. Después de un enfado, al poco rato se le pasa, se le olvida y vuelve a estar contento, a jugar, a reír, a cantar... No le cuesta pasar página y a otra cosa mariposa, ni aun después de una de sus rabietas épicas. Se desenfada con la misma rapidez con la que se enfada, y menos mal, si no nos pasaríamos el día de morros.

Me ha enseñado a que para jugar hay que dejar todo lo que se está haciendo, sentarse en el suelo y centrarnos al 100% en el juego, en el aquí y el ahora. Los niños son grandes maestros del mindfulness.

Con Víctor también he aprendido a socializar con desconocidos. Cuando voy con él todo el mundo le mira, todos quieren interactuar con él, en el ascensor, por la calle, en el metro. Le hablan, le sonríen, le sacan la lengua... Y al final siempre terminan hablando conmigo: qué tímido que es, qué simpático, qué carácter tiene, cómo habla...

¿Y tú qué has aprendido con tu peque?
Si te gusta lo que escribo puedes seguir mis desvaríos en Facebook.

8 comentarios:

  1. Estoy aprendiendo a tener paciencia, a sacar todos mis recursos e ingenio para que coma un poquito mejor, a hablar con gente por la calle o en el parque (pues todo el mundo nos para, le miran, le hablan, jeje) y a intentar tener paciencia también con los abuelos tanto maternos como paternos (aunque a veces no estemos de acuerdo en cuestiones de alimentación, crianza del peque, etc). Se aprende a tener más recursos para todo y también en ser multitarea y apreciar y aprovechar más los momentos de tranquilidad (sus siestas, etc). besitos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, esos momentos de tranquilidad, ¡qué poco duran!, hay que saber aprovecharlos al máximo ;)

      Eliminar
  2. Aprendí a aprovechar el tiempo al máximo, a callarme por mas molesta que esté porque mis palabras le pueden herir (pero qué dificil es ponerlo en práctica), a no escuchar toooodo el alboroto que me hace con dos o tres juguetes bulleros sonando a la vez yconcentrarme en que mi dolor de cabeza se está yendo y yo estoy en un campo silencioso mmm.... y lo principal a ver cada dia dificil como eso, solo un dia, un dia nuevo es una nueva oportunidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso de no escuchar todo el alboroto es muy complicado, ya me dirás tu secreto. ¡Un besazo!.

      Eliminar
  3. Ay, pues fíjate que llevo un par de días pensando que esta es la época de mayor aprendizaje y desaprendizaje de mi vida. Aprendiendo a tener paciencia, a organizarme cada vez más, a ser ordenada, a dar el tiempo justo a cada cosa. Y dudando más que nunca de todo lo que creía o pensaba porque se me están desmontando muchos cosas, no todas directamente relacionadas con la maternidad pero si derivadas de ella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, la maternidad es un gran cambio en nuestras vidas que lo pone todo patas arriba y nos hace replanteárnoslo todo. Un besazo.

      Eliminar
  4. Estoy de acuerdo contigo en todas, pero en casa sobretodo admiro de mi hijo el NO RENCOR. Enseguida pide perdón, no tiene ego, ni miedo a reconocer su error. Es admirable, qué lecciones nos dan!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, ojalá aprendiésemos de ellos y no al revés. Un beso.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...