Podéis leer aquí cómo fue mi embarazo y cómo me puse de parto.
Me quedé en que habían entrado con prisas en el paritorio la matrona y la ginecóloga echando a Miguel y diciendo que mi pequeño tenía que nacer ya porque había sufrimiento fetal.
Volvió a entrar mi marido y le explicaron cómo iban los gráficos y que me tenía que ayudar con los pujos, así que cada vez que se mostraba una contracción en los monitores mi marido me decía que empujase. La camilla en la que estaba tenía rotos los estribos, no conseguían colocarlos y que se sujetasen, así que me hicieron colocar en una postura incomodísima para mí, sujetándome las rodillas, se me clavaba la tripa en las costillas y casi no podía respirar.
Yo ya llevaba una hora con los pujos sin ningún éxito. No tenía dolor gracias a la epidural, pero estaba agotada de los pujos ¡una hora seguida con ellos!. Volvieron a sacar a mi marido otra vez de la sala. Me cambiaron de postura, colocando mis piernas en los estribos, al final los sujetaron de alguna manera, y en esa postura me pude agarrar mejor y estaba algo más cómoda y, por suerte, los pujos empezaron a ser efectivos, de no ser así supongo que me hubieran tenido que llevar a quirófano para hacerme una cesárea, aunque en ese momento ni se me ocurrió pensar que algo así podría ocurrir.
Al segundo pujo en esa postura Víctor coronó y llamaron a Miguel para que no se perdiese el nacimiento de su hijo.
He de decir que Miguel inicialmente no quería estar en el paritorio, pero ya antes de quedarme embarazada le advertí que el parto lo tenía que pasar conmigo y fue muy valiente y así lo hizo. Al final sólo se separó de mí las mil y una veces que le sacaron de mi lado (cargado hasta arriba y agotado) las matronas, auxiliares y ginecólogos.
Llegó Miguel justo a tiempo para ver salir a Víctor, pero justo en cuanto asomó la cabeza me dijeron que aguantase los pujos, que no pujase más... yo como estaba con la epidural no sentía la necesidad de pujar así que hice lo que me dijeron. No me contaban lo que ocurría pero supongo que me hicieron parar porque Víctor venía con dos vueltas de cordón y se lo estaban desenroscando.
Con dos o tres pujos más nació Víctor. Nada más nacer lo primero que hicieron fue cortarle el cordón, ¿tenían prisa?, lo aconsejable es esperar unos minutos, hasta que deje de latir, pero ni se lo pensaron.
Víctor nació a las 12:05 el 14 de enero de 2013. Al poco rato alumbré la placenta.
Entró otro ginecólogo y lo primero que le oí decir fue "¿¡Cómo has dejado que se desgarre así!?", la respuesta de la residente fue "No pensaba que se iba a desgarrar y no le hice episiotomía", a partir de ahí y durante la hora siguiente que estuvieron cosiendome estuvieron hablando casi en susurros, ahora cose por aquí, ahora une esta parte con esta otra...la residente cosía y el ginecólogo le guiaba.
Por suerte no tardaron mucho en poner a Víctor en mi pecho y yo me pude olvidar de lo que pasaba a mi alrededor. Ese momento fue maravilloso, lo primero que noté fue que me agarraba la tripa con los deditos de los pies, me hizo mucha gracia. Yo sólo decía "¡Ay, Víctor!, ¡ay, Víctor!" mientras le miraba embelesada y me caían las lagrimillas... tantos meses esperando ese momento, deseando verle la carita y ahí le tenía, en mis brazos. Le puse en mi pecho y se enganchó enseguida. Antes de pesarle la matrona me dijo que era muy grande, que seguro que iba a pesar más de 4 kg., al final no pesó tanto, 3'885 kg y 50 cm.
Después de coserme estuvimos en el paritorio una o dos horas más, Víctor estuvo mamando todo ese tiempo. Luego me llevaron a la habitación del hospital, también compartida con otra madre que había dado a luz el día anterior.
A partir de ese momento comenzó mi pesadilla.
¿Cómo vivisteis el momento del parto?
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Continua la historia...
Historia de un parto para olvidar (IV). Pesadilla en el hospital.
Historia de un parto para olvidar (V). El día en el que me dieron el alta.
Me quedé en que habían entrado con prisas en el paritorio la matrona y la ginecóloga echando a Miguel y diciendo que mi pequeño tenía que nacer ya porque había sufrimiento fetal.
Volvió a entrar mi marido y le explicaron cómo iban los gráficos y que me tenía que ayudar con los pujos, así que cada vez que se mostraba una contracción en los monitores mi marido me decía que empujase. La camilla en la que estaba tenía rotos los estribos, no conseguían colocarlos y que se sujetasen, así que me hicieron colocar en una postura incomodísima para mí, sujetándome las rodillas, se me clavaba la tripa en las costillas y casi no podía respirar.
Yo ya llevaba una hora con los pujos sin ningún éxito. No tenía dolor gracias a la epidural, pero estaba agotada de los pujos ¡una hora seguida con ellos!. Volvieron a sacar a mi marido otra vez de la sala. Me cambiaron de postura, colocando mis piernas en los estribos, al final los sujetaron de alguna manera, y en esa postura me pude agarrar mejor y estaba algo más cómoda y, por suerte, los pujos empezaron a ser efectivos, de no ser así supongo que me hubieran tenido que llevar a quirófano para hacerme una cesárea, aunque en ese momento ni se me ocurrió pensar que algo así podría ocurrir.
Al segundo pujo en esa postura Víctor coronó y llamaron a Miguel para que no se perdiese el nacimiento de su hijo.
He de decir que Miguel inicialmente no quería estar en el paritorio, pero ya antes de quedarme embarazada le advertí que el parto lo tenía que pasar conmigo y fue muy valiente y así lo hizo. Al final sólo se separó de mí las mil y una veces que le sacaron de mi lado (cargado hasta arriba y agotado) las matronas, auxiliares y ginecólogos.
Llegó Miguel justo a tiempo para ver salir a Víctor, pero justo en cuanto asomó la cabeza me dijeron que aguantase los pujos, que no pujase más... yo como estaba con la epidural no sentía la necesidad de pujar así que hice lo que me dijeron. No me contaban lo que ocurría pero supongo que me hicieron parar porque Víctor venía con dos vueltas de cordón y se lo estaban desenroscando.
Con dos o tres pujos más nació Víctor. Nada más nacer lo primero que hicieron fue cortarle el cordón, ¿tenían prisa?, lo aconsejable es esperar unos minutos, hasta que deje de latir, pero ni se lo pensaron.
Víctor nació a las 12:05 el 14 de enero de 2013. Al poco rato alumbré la placenta.
Entró otro ginecólogo y lo primero que le oí decir fue "¿¡Cómo has dejado que se desgarre así!?", la respuesta de la residente fue "No pensaba que se iba a desgarrar y no le hice episiotomía", a partir de ahí y durante la hora siguiente que estuvieron cosiendome estuvieron hablando casi en susurros, ahora cose por aquí, ahora une esta parte con esta otra...la residente cosía y el ginecólogo le guiaba.
Por suerte no tardaron mucho en poner a Víctor en mi pecho y yo me pude olvidar de lo que pasaba a mi alrededor. Ese momento fue maravilloso, lo primero que noté fue que me agarraba la tripa con los deditos de los pies, me hizo mucha gracia. Yo sólo decía "¡Ay, Víctor!, ¡ay, Víctor!" mientras le miraba embelesada y me caían las lagrimillas... tantos meses esperando ese momento, deseando verle la carita y ahí le tenía, en mis brazos. Le puse en mi pecho y se enganchó enseguida. Antes de pesarle la matrona me dijo que era muy grande, que seguro que iba a pesar más de 4 kg., al final no pesó tanto, 3'885 kg y 50 cm.
Víctor en el paritorio, recién nacido. |
A partir de ese momento comenzó mi pesadilla.
¿Cómo vivisteis el momento del parto?
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Continua la historia...
Historia de un parto para olvidar (IV). Pesadilla en el hospital.
Historia de un parto para olvidar (V). El día en el que me dieron el alta.