Me despierto por la mañana, bueno me despierta Víctor (¡horas antes de que suene mi despertador!)... y no, no se vuelve a dormir, me saca a tirones de la cama para que le dé de desayunar (después de haberme dejado seca tomando teta durante más de media hora).
Con las legañas aún puestas intento no tropezarme mientras preparo su desayuno y se lo intento dar, ¡ni caso!, no se come nada de lo que me ha estado pidiendo con insistencia para sacarme de la cama. Así que desayuno yo, a cámara lenta, mientras ojeo las redes sociales y me pongo al día.
De repente, no sé cómo, se hace la hora de salir. Por suerte en mi guardería no tengo hora de entrada, le puedo llevar cuando mejor me venga, así que tengo algo de margen, pero como tengo que salir de casa para hacer recados no es cuestión de que se me hagan las mil.
Me visto, le quito el pañal a Víctor, le persigo por la cama con el culito al aire (el suyo, ¿eh?, que yo ya me había vestido), consigo ponerle el pañal nuevo, le vuelo a perseguir, el body, se me escapa de nuevo, "tetaaaa mamáaaa", le doy teta, le pongo el jersey, los calcetines... ahora se va corriendo, "¡los pantalones, hijo, los pantaloneeees!". Le atrapo, le pongo los pantalones y con suerte consigo ponerle las zapatillas, se vuelve a marchar corriendo, yo ya estoy sudando, cojo su mochila, le pongo la chaqueta, vamos a salir por la puerta y le veo los pelos... "hijo, hay que cortarte las melenas, pero mientras tanto me conformaré con peinarte un poco". Le paso el cepillo, él se pasa la mano y vuelve a estar como antes, puffff, pues nada, así se queda.
Salimos por la puerta llamo al ascensor, nos metemos, pulsamos el botón y me miro al espejo, ojos cansados, ojeras hasta el suelo y pelos de bruja, ¡bien!. Pues sí que me había peinado, pero después de perseguir por toda la casa a Víctor veo que tendré que cambiar la rutina y volver a peinarme justo antes de salir por la puerta, pero de momento, con lo que me ha costado, NO volvemos a casa.
¿No os pasa?
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Con las legañas aún puestas intento no tropezarme mientras preparo su desayuno y se lo intento dar, ¡ni caso!, no se come nada de lo que me ha estado pidiendo con insistencia para sacarme de la cama. Así que desayuno yo, a cámara lenta, mientras ojeo las redes sociales y me pongo al día.
De repente, no sé cómo, se hace la hora de salir. Por suerte en mi guardería no tengo hora de entrada, le puedo llevar cuando mejor me venga, así que tengo algo de margen, pero como tengo que salir de casa para hacer recados no es cuestión de que se me hagan las mil.
Me visto, le quito el pañal a Víctor, le persigo por la cama con el culito al aire (el suyo, ¿eh?, que yo ya me había vestido), consigo ponerle el pañal nuevo, le vuelo a perseguir, el body, se me escapa de nuevo, "tetaaaa mamáaaa", le doy teta, le pongo el jersey, los calcetines... ahora se va corriendo, "¡los pantalones, hijo, los pantaloneeees!". Le atrapo, le pongo los pantalones y con suerte consigo ponerle las zapatillas, se vuelve a marchar corriendo, yo ya estoy sudando, cojo su mochila, le pongo la chaqueta, vamos a salir por la puerta y le veo los pelos... "hijo, hay que cortarte las melenas, pero mientras tanto me conformaré con peinarte un poco". Le paso el cepillo, él se pasa la mano y vuelve a estar como antes, puffff, pues nada, así se queda.
Salimos por la puerta llamo al ascensor, nos metemos, pulsamos el botón y me miro al espejo, ojos cansados, ojeras hasta el suelo y pelos de bruja, ¡bien!. Pues sí que me había peinado, pero después de perseguir por toda la casa a Víctor veo que tendré que cambiar la rutina y volver a peinarme justo antes de salir por la puerta, pero de momento, con lo que me ha costado, NO volvemos a casa.
Salimos de casa y yo con estos pelos... |
¿No os pasa?
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Ayyyyyyyyy, qué poquito sabes.... el truco está en no peinarse salvo después de lavar el pelo. El resto del tiempo el pelo recogido con una pinza y no se entera nadie jajajajajaja
ResponderEliminarYo tomo nota de las mamis experimentadas: recogidos, cortes de pelo radicales... jajajaja, está visto que todas andamos igual ;)
EliminarYo ya no me peino jeje. Me visto como.puedo. a veces llevo cosas del revés y me doy cuenta por la noche y el pelo con una goma hecho un churro y ale eso es todo.
ResponderEliminarAnimo guapa jjj
Lo de la ropa al revés también me ha pasado, ¡qué desastre!, no tenemos remedio!
EliminarJajajajajajaja muuuy ciertoooo, yo un día salí con las zapatillas de estar por casa, ¡que corteeeee! menos mal que me di cuenta en el ascensor y pude volver corriendo. Un abrazo y la melena leonina vuelve a llevarse!
ResponderEliminarJajajajaja, ¡menos mal que te diste cuenta a tiempo!. Benditos ascensores, de las que nos salvan! :D
EliminarJajaja... yo ya me resigné a que si quiero andar con el cabello suelto no me dura ni 1 hora y ya estoy toda greñuda así que caballero nomás ya ando con un gancho en el bolso, y lo más práctico, ha hacerle el moño de la abuela. Nunca me gustó, pero ahora entiendo por qué la mayoría de las mamás siempre van con el cabello recogido.
ResponderEliminarA mí el pelo recogido me queda fatal, pero veo que es la solución :P
EliminarYo hay días que no me peino.ayer me di cuenta al volver. Gracias que me había lavado la cara al.menos. Pero sí, se m olvida mucho. De maquillarme o esconder las ojeras ni hablamos....
ResponderEliminarClaro que viviendo en Zaragoza tampoco hay mucha diferencia entre salir peinada y no, ¿verdad? jajajajajaja, mal de muchos... :D
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