lunes, 30 de enero de 2017

Nos hemos ido a vivir a Suiza

Porque somos así, unos culos inquietos... y nos gusta complicarnos la vida.

Llevo más de un mes desconectada y sin escribir porque se me han juntado muchas cosas: entre la mudanza, la Navidad y la gripe (que también ha pasado por casa). Algo dejé entrever en mi post del Fairy.

La decisión no fue fácil, pero llegó la oportunidad y después de mucho sopesar los pros y los contras (y había una larga lista en ambos lados) nos decidimos a movernos a Suiza.


La verdad es que no conocíamos el país, no habíamos pasado por aquí ni de vacaciones, así que hicimos un trabajo de investigación de los puntos más importantes: el idioma, costumbres, colegios, impuestos, gastos y sueldos medios para sobrevivir por aquí. Google nos ayudó mucho, pero también nos apoyamos con la información sacada de dos blogs de españolas en Suiza donde cuentan sus experiencias y las diferencias destacables entre Suiza y España: Living la vida en Suiza y La maternidad de Krika en Suiza.

Krika me ayudó muchísimo (¡¡¡gracias, gracias gracias!!!). Contacté con ella en Facebook y le conté que nos estábamos planteando mover ahí y que estábamos llenos de dudas. Con mucha paciencia me las fue resolviendo y así pudimos tener una visión más completa de a qué nos íbamos a enfrentar.

Lo que más me echaba para atrás (y con razón) eran los papeleos: bajas en un sitio, altas en otro, teléfonos, seguros, etc. Mi marido está en Suiza desde principios de noviembre y nosotros (Víctor y yo) llegamos el 5 de enero... y todavía no hemos acabado con todos los papeles, uffff.

Otro tema peliagudo era el idioma. No sabemos NADA de alemán y además por aquí no se habla alemán puro, se habla suizo-alemán (¡cágate lorito!). Nos tenemos que poner las pilas con eso, porque por aquí mucha gente no te entiende con el inglés y, en el colegio, Víctor va a necesitar el idioma, así que no nos queda otra, hay que aprender alemán.

El frío era otro de los temas que más me preocupaban. Aunque habiendo sobrevivido al cierzo de Zaragoza, cualquier otro clima, en comparación, es bastante más agradable, incluso las temperaturas bajo cero.

Los gastos también me echaban atrás: gastos por la mudanza, por mantener un piso en España a la vez que Miguel paga un piso en Suiza, por los viajes en avión para visitas, para cerrar papeleos, porque tocaba la Navidad por el medio... gastos, gastos y más gastos.

Por último y no menos importante, el trabajo de mi marido. Nos movimos por cambio de trabajo... y todos los cambios dan miedo. Jefes nuevos, compañeros nuevos, trabajo distinto, competencias distintas. Eso no me afecta directamente, pero si algo va mal en su trabajo, si mi marido tiene preocupaciones o está estresado, afecta a la familia... y, desde luego, si le despidieran (que no va a pasar) tendríamos un gran problema (y muchos más gastos y papeleos).

Aun con todas las incertidumbres (esas eran las principales, pero había muchas más), problemas e inseguridades de un cambio tan grande, nos animamos a venir... ¡y aquí estamos!

A partir de ahora te contaré mis desvaríos desde Suiza ¿me acompañas en esta aventura?
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