viernes, 12 de febrero de 2016

El truco del espejo

Hace tiempo que Víctor ha cogido una costumbre muy fea, gruñir a la gente. Sobre todo a los desconocidos cuando se le acercan a preguntarle algo. No le apetece contestar, se agobia o lo que sea y les gruñe. Menos mal que la gente es bastante comprensiva y entienden que los niños pequeños no siempre contestan (y menos a desconocidos).

Pero lo de los gruñidos los usa cada vez más, cuando se acerca otro niño y a él no le apetece jugar, cuando le habla su abuela, cuando le habla su padrecuando le habla su madre... Cuando no le va bien, está jugando, viendo dibujos, o le molesta lo que le decimos, nos gruñe o hace pedorretas.

Es bastante molesto y sé que es por falta de herramientas suyas para expresar su enfado o malestar, pero a veces nos metemos en una espiral bastante desagradable. Intentamos explicarle algo, nos gruñe, seguimos intentando hablar con él y le explicamos que lo que quiera decirnos nos lo diga con palabras, nos gruñe más fuerte, subimos el tono, se enfada más, nos enfadamos más... te haces a la idea, ¿no? Es complicado mantener la calma en según qué situaciones, le cuesta a él y nos cuesta a nosotros. Así que se me ocurrió contarle "El truco del espejo".

"Mira, Víctor, para contarte éste truco necesito que cojas la banqueta para que te veas en el espejo", Víctor cogió la banqueta y se puso delante del espejo. "Ahora mírate y saca la lengua". Le hizo gracia, miró y sacó la lengua. "¿Qué hace Víctor del espejo? ¿ves que también saca la lengua?", asintió mientras se reía. "Ahora tócate la oreja"... y así le propuse hacer varios gestos y que viese que el espejo hacía lo mismo que él. "Pon ahora cara de enfadado y gruñe", "¿Has visto", Víctor del espejo también está enfadado". "Y ahora sonríe mucho", y Víctor sonrió mucho. ·"¿Ves?, Víctor del espejo sonríe cuando sonríes tú".

"Las personas somos como espejos, si alguien nos mira o nos habla enfadado, nosotros contestamos enfadados, aunque antes no lo estemos. Cuando alguien nos sonríe, nosotros le sonreímos. Cuando nosotros nos enfadamos contigo y ponemos cara de enfadados, tú también te enfadas con nosotros, aunque antes estuvieses contento jugando, ¿verdad? Si alguna vez alguien te habla y no te apetece hablarle, no le contestes, pero tampoco le gruñas, porque esa persona se puede molestar y entonces hará como el espejo y te gruñirá también o se enfadará contigo.".

No sé si caló mucho el mensaje, pero le gustó hacer lo del espejo y lo repetiremos otro día y la próxima vez que gruña a otro niño o adulto, le recordaré lo del espejo. Seguramente seguirá sin hacer caso, pero al menos entenderá la reacción del otro niño (o adulto) cuando le devuelvan el gruñido.

¿Tienes algún truco para evitar estas situaciones?
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6 comentarios:

  1. Oooh, me encanta. Se lo voy a hacer a los míos. Gracias!!

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    Respuestas
    1. Se me ocurrió un día la idea, no sé si es invento mío o si lo leí en algún sitio y se me quedó grabado, pero a Víctor le encantó hacerlo :)

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  2. Me lo apunto! Me ha parecido genial como le haces entender que lo que das es lo que recibes. Un besazo!

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