sábado, 27 de febrero de 2016

La Biblioteca de Víctor: El cucú-tras de Pepe & Mila

Nos ha llegado un nuevo cuento a casa y se ha convertido en el favorito de Víctor. Desde el Bloggers Day estoy colaborando con Literatura SM. Me mandan libros para reseñar y Víctor está encantadísimo. Está cogiendo mucha afición por la lectura y se emociona cada vez que ve un cuento nuevo.


Es un libro de solapas y he de decir que es el primer libro de solapas que tiene Víctor, así que para él ha sido todo un descubrimiento y me pide que se lo lea una y otra vez.

He grabado a Víctor leyendo el libro por su cuenta, así que pongo aquí este cortísimo vídeo para que puedas ver lo entretenido y colorido que es. Puedes ver más vídeos del blog en el canal de YouTube.



Reseña: Pepe y Mila reciben la visita del cartero que les trae un paquete muy especial ¿para quién es? ¿qué hay en el paquete?, abre las solapas para descubrir las sorpresas que te enseña el libro.

Puedes comprar el libro a través de Amazon.


¿Tienes algún libro de solapas con el que disfrute tu peque?
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miércoles, 24 de febrero de 2016

Zootrópolis ¡nos ha gustado!

Este fin de semana pasado fuimos al cine con Víctor. Hacia mucho tiempo que no veíamos los cines tan llenos, más llenos incluso que en la fiesta del cine, ¡increible! Y todo por esta película de Disney, Zootrópolis.

Había visto que estaban poniendo la peli muy bien, así que tenía ganas de verla con Víctor y no nos defraudó. A Víctor le gustó tanto que al día siguiente nos pidió volver a verla, se tuvo que conformar con ver los trailers en la tablet.


Esta película igual se puede hacer un poco larga para los más pequeños, dura algo más de hora y media (100 minutos) si a eso le añadimos los anuncios y trailers, son unas dos horas en el cine. Víctor aguantó toda la película sin problemas, ya está acostumbrado al cine y se entretiene bastante bien si voy con provisiones de agua, galletas, palomitas, ermmm y teta, claro.


Zootrópolis, trata de una conejita, Judi, que lucha por conseguir sus sueños, aún a pesar de que nadie crea en ella. Es muy valiente e inteligente y como ella dice, no quiere que la consideren una "conejita florero". Tiene alguna parte de lucha que podría asustar a los niños más sensibles, y tiene mucha historia y aventuras con muchos personajes que puede resultar difícil de entender para los más pequeños. Para saber más tendrás que ir al cine a verla. Es una peli muy entretenida que seguro va a gustar a toda la familia.

Cada vez se hacen más pelis infantiles en las que las protas no son princesas que necesitan ser salvadas por valientes príncipes, ¡bien por Disney!

¿Has visto la peli?, ¿qué te ha parecido?
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domingo, 21 de febrero de 2016

¿Padres desconectados?

Nuestros hijos son nativos digitales, nos guste o no es algo con lo que nos va a tocar enfrentarnos.

El pasado sábado nos invitaron a las mamás y papás blogueros al I Encuentro de Familias Digitales en Telefónica, donde fuimos con nuestras familias y mientras los padres escuchábamos las presentaciones, los peques estaban entretenidos con talleres adaptados a sus edades. Yo preferí ir sola, Víctor se quedó en casa con su padre.


En este encuentro se presentaba el programa educativo "Pilar y su celular" con amenas y cortas historias de fácil comprensión para que niños y mayores seamos conscientes de los peligros de la red y de cómo hay que hacer un uso correcto de las nuevas tecnologías.

Puedes ver aquí el Episodio 2 y si te suscribes a su canal de Pantallas Amigas o te pasas por la web podrás ver vídeos nuevos cada semana y ponérselos a tus hijos.


Después escuchamos a Guillermo Cánovas que nos habló de la salud digital de nuestros hijos. En su ponencia Cánovas insistió en desterrar algunas creencias que consideran malo el uso de
la tecnología en los menores, “lo bueno o malo no es la herramienta, sino cómo y para que la
usas”. Tocó muchos temas muy interesantes, casi no dio tiempo a verlos todos, así que para conocer en profundidad lo que expuso nos regaló a los asistentes el libro "Cariño, he conectado a los niños" de lectura imprescindible para padres y educadores. Nos habló también del Observatorio para la Promoción del Uso Saludable de la Tecnología: Educalike.

Todos los temas de los que se habló están contenidos en esta guía sobre salud digital
Tocó temas como la edad más adecuada para introducir a nuestros hijos en estas tecnologías, algunos padres intentan retrasar la edad y cuando llegan a la los 12-14 años es cuando les compran su primer smartphone o tablet, sin haber podido educarle en su uso con anterioridad y estando en la delicada edad de la adolescencia donde la comunicación con los hijos es más complicada. El peligro que tienen los juegos de las apps para niños (compras online, chats con desconocidos, adicción...). También habló de ergonomía y de los problemas físicos que generan una mala postura a la hora, por ejemplo, de consultar las pantallas. De que no se puede compartir fotos de menores sin permiso (y cuando tienen menos de 14 años se necesita el permiso paterno) y de la responsabilidad penal que esto conlleva. De que nuestros hijos tienen al alcance muchísima más información de la que teníamos nosotros a su edad (infoxicación o exceso de información) y que en las escuelas no les enseñan cómo filtrar toda esta información, cómo verificar fuentes, de la curación de contenidos... De cómo nos influye la tecnología provocándonos cambios físicos en nuestros cerebros y cómo hemos cambiado los hábitos de lectura, para que sea menos costosa, más rápida y eficaz haciendo lo que se llama el escaneo o lectura en F.

La charla fue breve pero intensa y nos abrió los ojos sobre el papel que tenemos los padres en la supervisión y educación de nuestros hijos y lo imprescindible que es tener ciertos conocimientos para guiarles e incluso aprender junto con nuestros hijos. Si quieres saber más pásate por la web ninosyadolescenteseninternet.com

Después de su charla tuvimos una pausa para el café donde pude hablar con otras mamás blogueras que también asistieron al evento.

Luego nos hablaron del control parental de Movistar Protege, enseñándonos todo lo que se podía controlar, desde bloqueos de páginas, horas de uso, a qué páginas accede e incluso a qué imágenes les dan like en Facebook... el control es muy exhaustivo. Cuando los niños son muy pequeños se evita que lleguen a sitios que no queremos y cuando son más mayores se les enseñan reglas de uso, restricciones y los motivos y se va negociando para conseguir un uso correcto de las redes. Durante el evento se sortearon varias licencias de Movistar Protege entre los asistentes al evento y ¡¡¡a mí me tocó una!!!. Ya la estamos probando con Víctor y el dispositivo al que accede, una tablet, ya que los móviles no se los dejamos mas que puntualmente. Y básicamente vemos que el uso que hace es el de YouTube, pero en el caso que acceda a otras aplicaciones tiene restringido, por ejemplo, las compras dentro de las apps, los chats (no podría acceder ni por error), etc.

Por último se hizo una mesa redonda moderada por Guillermo Cánovas, donde participaron dos niños, Inés y Nicolas de 12 años y dos padres blogueros, Fernándo Álvarez de la Mata (@papalobox) y Susana García (@blog_mmm). Se habló de la tecnología dentro de la familia, de cómo lo vivían ellos, las normas que tenían, el uso que hacían de las redes sociales...



El evento estuvo genial, aprendimos un montón y recomiendo que asistas a las charlas que den en el colegio de tus hijos sobre estos temas porque hay muchas cosas que desconocemos y de las que no somos conscientes, que es necesario que sepamos para dar una mejor educación a nuestros hijos.

¿Y tú estás conectado o desconectado?
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jueves, 18 de febrero de 2016

IMOJIS cromos para coleccionar, tattoos y sellos (Sorteo finalizado)

Aún me acuerdo cuando hacía colecciones de cromos en el colegio. La ilusión de ir buscando el número del cromo en el álbum, llenar las páginas de pegatinas coloridas de mis series de dibujos favoritas y cambiar con los amigos de clase las que teníamos repes.

Ya sabrás que colaboro con Giromax, estoy haciendo varios sorteos con ellos en el blog y esta vez me han cedido para sortear un álbum de cromos de imojis (¡coleccionalos y participa en sus sorteos!).

Me mandaron uno a casa para que lo viese con Víctor y le gustó muchísimo estuvimos toda la tarde entretenidos despegando pegatinas, buscando las páginas, mirando que los número coincidieran y tachando los números de cromos que íbamos pegando. Además en cada sobre vienen 2 tattoos (además de 6 cromos) ¡¡y eso le encanta!! Me pidió que le pusiese un tattoo en cada mano, así que desde hace unos días lleva puesta una niña con carita feliz en la mano izquierda y una caquita feliz en la derecha (entre todos los tattoos que tenía fue estos los que eligió).

Pack que se va a sortear: álbum + 5 sobres

¿Quieres conocer esta colección? El sorteo será de un álbum y 5 sobres (un total de 30 cromos y 10 tattoos). Apúntate al sorteo rellenando el formulario, puedes apuntarte hasta las 24h del 24 de febrero y el sorteo sólo será válido para el territorio español.


Ganadora del sorteo:

Además, con este lanzamiento, Toy Partner lanza una colección de sellos de estos divertidos emoticonos. Son 36 sellos que se venden a 1,95 € cada uno. Son una monada ;)

¡¡Felicidades a la ganadora!!
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lunes, 15 de febrero de 2016

Mis mañanas son demoledoras

Son las 9:45 de la mañana. Acabo de dejar a mi hijo en la guardería y estoy agotada. Esta sensación es la que tengo casi a diario. La de luchar contra el reloj y contra mi hijo desde que nos despertamos hasta que se queda en la guardería.

6:00 am Víctor se despierta, viene de su habitación a la de sus padres. Se tumba a mi lado y me pide teta.

7:00 am le digo que vaya terminando con la teta porque se ha hecho de día y tenemos que levantarnos para ir a desayunar. Por supuesto, no quiere.

7:30 am después de insistirle casi cada 5 minutos de que vaya terminando al final me levanto como puedo y empezamos con la primera rabieta.


7:45 am al fin se calma un poco y podemos empezar a desayunar. "Quiero leche", "ahora quiero una pajita", "ahora que me pongas agua", "¿me traes la tablet?" da igual cómo lo prepare todo, siempre quiere algo que no tenemos en la mesa. A veces se lo doy, a veces le digo que lo coja él, otras veces no se lo doy (y discutimos, claro). Al final, después de levantarme mil veces de la silla, tengo que estar detrás de él para que desayune. "Te he puesto el desayuno, además te he puesto lo que me has pedido. Termínatelo, por favor, nos tenemos que ir".

8:30 am termino de desayunar. Víctor muchos días ni ha empezado el suyo. Me visto, preparo su ropa y le digo que nos tenemos que ir. Rabieta porque quiere terminar su desayuno (que aún no ha empezado), o rabieta porque ahora le apetece jugar, o rabieta porque no quiere ir a la guardería... y siempre, SIEMPRE, rabieta porque no quiere vestirse.

9:00 am como puedo acabo de vestirle y salimos de casa con el carrito. Muchos días va andando, pero también muchos días me pide que cargue con él y son 10 minutos de paseo y a mí me duele la espalda, así que llevo el carrito por si no le apetece andar. Se para con cada piedra del camino. Tenemos que esquivar las mierdas de los perros que están por todas partes, en cada acera por la que pasamos. La gente es muy guarra. Ahora corre, ahora se para, un escaparate, un pajarito, se sube al carrito y me pide que le ponga el arnés, ahora se quiere bajar para andar otro rato...

9:25 am llegamos a la guardería. A veces entra contento, otras veces no quiere entrar y la mayoría de las veces entra contento y cuando llega a la puerta no quiere entrar. La profe tiene 20 niños en clase a los que atender y se desespera cuando abre la puerta y ve a Víctor. Víctor me pide que le coja en brazos, luego baja y se esconde detrás de mí, a veces jugando (la mayoría) otras veces enfadado. La profe sigue en la puerta esperando a que Víctor entre. Al final le coge en brazos mientras Víctor se agarra a mí como puede. Yo estiro, la profe estira. Le doy un beso como puedo, sin acercarme mucho para que no se pueda volver a agarrar (es muy difícil, créeme). Cierro la puerta mientras oigo los gritos de Víctor.

9:45 am llego a casa agotada. Me dejo caer en en sofá y respiro profundo para coger fuerzas y seguir con las tareas del día.

Así es una mañana cualquiera en esta casa. A veces está mi marido para ayudarme y nos vamos turnando con Víctor, poli bueno y poli malo, según nuestro estado de ánimo nos toca un papel u otro. Muchas mañanas la tensión hace que discutamos entre nosotros. Muchas mañanas no me levantaría de la cama.

¿Se te hace cuesta arriba la rutina de las mañanas?, ¿hay algo que te funcione para llevarlo mejor?
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viernes, 12 de febrero de 2016

El truco del espejo

Hace tiempo que Víctor ha cogido una costumbre muy fea, gruñir a la gente. Sobre todo a los desconocidos cuando se le acercan a preguntarle algo. No le apetece contestar, se agobia o lo que sea y les gruñe. Menos mal que la gente es bastante comprensiva y entienden que los niños pequeños no siempre contestan (y menos a desconocidos).

Pero lo de los gruñidos los usa cada vez más, cuando se acerca otro niño y a él no le apetece jugar, cuando le habla su abuela, cuando le habla su padrecuando le habla su madre... Cuando no le va bien, está jugando, viendo dibujos, o le molesta lo que le decimos, nos gruñe o hace pedorretas.

Es bastante molesto y sé que es por falta de herramientas suyas para expresar su enfado o malestar, pero a veces nos metemos en una espiral bastante desagradable. Intentamos explicarle algo, nos gruñe, seguimos intentando hablar con él y le explicamos que lo que quiera decirnos nos lo diga con palabras, nos gruñe más fuerte, subimos el tono, se enfada más, nos enfadamos más... te haces a la idea, ¿no? Es complicado mantener la calma en según qué situaciones, le cuesta a él y nos cuesta a nosotros. Así que se me ocurrió contarle "El truco del espejo".

"Mira, Víctor, para contarte éste truco necesito que cojas la banqueta para que te veas en el espejo", Víctor cogió la banqueta y se puso delante del espejo. "Ahora mírate y saca la lengua". Le hizo gracia, miró y sacó la lengua. "¿Qué hace Víctor del espejo? ¿ves que también saca la lengua?", asintió mientras se reía. "Ahora tócate la oreja"... y así le propuse hacer varios gestos y que viese que el espejo hacía lo mismo que él. "Pon ahora cara de enfadado y gruñe", "¿Has visto", Víctor del espejo también está enfadado". "Y ahora sonríe mucho", y Víctor sonrió mucho. ·"¿Ves?, Víctor del espejo sonríe cuando sonríes tú".

"Las personas somos como espejos, si alguien nos mira o nos habla enfadado, nosotros contestamos enfadados, aunque antes no lo estemos. Cuando alguien nos sonríe, nosotros le sonreímos. Cuando nosotros nos enfadamos contigo y ponemos cara de enfadados, tú también te enfadas con nosotros, aunque antes estuvieses contento jugando, ¿verdad? Si alguna vez alguien te habla y no te apetece hablarle, no le contestes, pero tampoco le gruñas, porque esa persona se puede molestar y entonces hará como el espejo y te gruñirá también o se enfadará contigo.".

No sé si caló mucho el mensaje, pero le gustó hacer lo del espejo y lo repetiremos otro día y la próxima vez que gruña a otro niño o adulto, le recordaré lo del espejo. Seguramente seguirá sin hacer caso, pero al menos entenderá la reacción del otro niño (o adulto) cuando le devuelvan el gruñido.

¿Tienes algún truco para evitar estas situaciones?
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martes, 9 de febrero de 2016

Minis, los cuentos que me salvaron del Conejito Carlitos

Sabes quién es el Conejito Carlitos, ¿verdad?, es el protagonista de ese cuento que promete dormir a tu hijo mientras se lo lees pero que no ha funcionado con Víctor. El caso es que aunque no le duerme le encanta que se lo lea por las noches y yo ya estaba bastante harta de hacerlo, es largo, aburrido, pesado... y si al menos Víctor se durmiese con él merecería la pena, pero no se duerme.

Tenía que hacer algo para que se olvidase de ese cuento por las noches, me tenía frita (el cuento, no Víctor), así que se me ocurrió una idea, ¡¡¡ir en busca de los Minis!!!


Los Minis que me salvaron del conejito

Los Minis son unos cuentos hechos para manos pequeñitas que me tocaron en un sorteo que hizo Un papá en prácticas a finales del año pasado (sí, he tenido mucha suerte con los sorteos). Son cuentos que los peques pueden manejar fácilmente, porque son ideales para sus manitas y no pesan nada. Además caben en cualquier bolso o bolsillo, así que los puedes llevar contigo a todas partes. Tienen unos dibujos preciosos y unas historias muy bonitas.

Puse los Minis en la mesa de la habitación de Víctor, justo encima del cuento del conejito y cuando me pidió que le leyese a Carlitos le ofrecí estos cuentos a cambio. De los 12 cuentos que tenemos sólo habíamos leído 4, le gustaron tanto que no quería leer cuentos nuevos. Cuando se los leo me pide que se los vuelva a leer una y otra vez hasta que le digo "Esta ya es la última vez que te lo leo" y acepta a regañadientes... o me lía para que se lo lea una vez más. Pero hasta ahora sólo se los había leído durante el día. Le gustó mucho la idea de leerlos por la noche, pero le dije "Leeremos uno de los que ya conoces y luego uno nuevo"... Yo pensaba leerle un par de cuentos sólo, pero le engancharon y le leí los 12!!!! 

No, no te pienses que se durmió, eso de momento sólo lo consigue la teta, pero al final se olvidó del cuento del conejito y ahora lo que hacemos es leerle los Minis. A veces se los leo yo y otras veces me los "lee" Víctor a mí.

Mi conclusión: Déjate de conejitos, que por lo que cuesta el cuento te puedes comprar la colección entera de Minis, y ahorrarte el disgusto ;)

Muchas gracias a Adrián (por el sorteo) y a Gessamí (por crear los Minis), ¡nos han encantado!.
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sábado, 6 de febrero de 2016

¿Me das un caramelito, por favor?

Creo que ya he comentado alguna vez que mi hijo es terco como una mula muy, muy tenaz y cuando quiere algo pone todos los medios hasta que lo consigue. Mi marido me contó ésto que ocurrió con Víctor en un viaje en taxi estas navidades. Aunque en esa ocasión yo no estaba presente, lo puedo visualizar fácilmente ya que he vivido otras situaciones muy parecidas.


Es sábado, 2 de enero, y Víctor lleva desde el 31 en casa de sus abuelos. Por la tarde sobre las 17:30 pedimos un taxi con la app con mytaxi (hace más de un años que la usamos, es muy cómoda para pedir taxis, si no la has probado tienes 20€ para tu primer viaje usando el código MaricarmenLop2).

El viaje ya empieza con anécdotas. El taxista, de unos 50 y bastantes y con buen criterio, está aparcado con los intermitentes de emergencia parpadeando. Cuando nos hemos subido y he abrochado el cinturón de Víctor, este le dice al taxista: 

-“¡Tiiira!” -que es lo que dice cuando quiere que el coche de su madre se mueva. Parece que el taxista no se entera. Mejor. 

Le digo al taxista la dirección para que la ponga en el GPS y Víctor la repite palabra a palabra.

Ya en marcha, el viaje va normal, se está haciendo de noche, vamos viendo casas altas, otros coches, se oye de fondo y bajito el GPS, Víctor se pone la bolsa de su Sr. Potato sobre las rodillas, como yo llevo la mía con la ropa y sonríe. Bien.

Vamos por la M30 y acercándonos a la incorporación hacia el Aeropuerto, a velocidad de crucero, Víctor se activa, saliendo de su letargo: 

-“¿Qué es eso, papá?” -efectivamente, el conductor había rebuscado un caramelo, y Víctor había reconocido el sonido de una mano rebuscando en una bolsa de plástico y el inconfundible desprender de plástico duro al instante.

-“¿Qué es eso, papá?” -vuelve a preguntar

-“Pues que el conductor habrá cogido un caramelo, igual para la garganta” -digo, añadiendo lo de la garganta porque creo que sé lo que va a pasar.

Y efectivamente, pasa.

-“Papá, quiero un caramelito, ¿puedo pedirle al taxista un caramelito? Quiero pedírselo yo” -lo que me deja ya algo sorprendido porque aunque a Víctor le gusta hacer las cosas él solo, lo de hablar con terceros no es nada habitual.

-“Sí, claro, pregúntale” -digo. Estamos entrando en nuestro barrio.

-“¿Me das un caramelito, por favor?” -pide pues Víctor mirando hacia adelante, con voz clara pero no alta ni exigente: está claro que quiere uno.

No hay contestación, seguimos circulando.

-“¿Me das un caramelito, por favor?” -repite.

-“¿Me das un caramelito, por favor?” -repite otra vez.

-“Le preguntaremos a la mamá si tiene cuando lleguemos a casa, ¿vale?” -digo yo. No estoy incómodo, pero cuando Víctor se pone a algo no calla hasta que lo consigue o consigue una respuesta argumentada igualmente satisfactoria.

-“¿Me das un caramelito, por favor?” -y ya comienza a repetirlo en una cadencia continuada cada 2 segundos, con el mismo todo de voz afable pero firme, e igualmente el taxista, impasible, sigue conduciendo. No las cuento, pero fácilmente lo ha repetido unas 30 o 35 veces.

Van pasando los minutos, le respondo por alusiones a Víctor con todo mi arsenal viendo que no para y que no hay respuesta: “cuando lleguemos a casa miramos”, “le preguntamos a la mamá si tiene”, “igual no te gustan porque son caramelos de regaliz o amargos”, o “igual me he equivocado y no son caramelos”…

Como quien oye llover. Ante lo cual, sin enfadarse Víctor me pregunta:

-“No me oye, papá, ¿le puedo preguntar más alto?” -dice ante la falta de respuesta. Gritar es cosa seria y para eso necesita aprobación, algo totalmente lógico.

-“No, Víctor, mira, ya casi estamos. Cuando lleguemos a casa le pedimos a la mamá”

-“¿Me das un caramelito, por favor?” -como no le convenzo, sigue ahora mirando al frente, no conforme con mi respuesta y el silencio del conductor.

Se acerca el taxi a casa cuando nos topamos con dos semáforos rojos consecutivos, algo habitual en la zona. En esa pausa, el conductor, sin mediar palabra, enciende las luces interiores del coche y mientras espera el verde, echa la mano hacia atrás con un caramelo en la mano. En un tono entre contrariado y exasperado dice:

-“¡Toma uno! ¡Te lo has ganado! ¡Te has portado como un jabato!” -dice, lo del jabato ignoro si por la insistencia o porque realmente durante el viaje ha estado sentado, tranquilo y normal hasta iniciar su particular taladro de preguntas.

-“¡Anda!” -digo yo- “¡Mira que bien! ¿Qué se dice?”

-“¡Gracias!” -dice Víctor. Muy bien. -“Papá, ¿puedo pedirle otro?” -y sin dejarme mediar continúa directamente con el único interlocutor válido: el taxista -“¿Tienes más caramelitos?”

El taxista, que esta ya no se la esperaba, y echando el ojo a la bolsa contesta dubitativo: 

-“Bueno, sí, tengo alguno más para otros niños”

-“¿Me das otro, por favor?” -Víctor ya, desatado. Si con uno funciona, con dos también

El semáforo torna a verde y enfilamos hacia casa. La luz interior sigue encendida. El taxista echa mano a la bolsa, removiendo.

Cuando paramos, un minuto después, Víctor tiene su recompensa: el conductor finalmente le da un segundo caramelo

-“¡Has tenido suerte! Toma otro, de fresa”

-“Gracias. ¡Mira papá, tengo otro!” -dice Víctor, contento.

Hemos llegado.

Otro viaje en taxi de los muchos que haré este mes, una nueva e irrepetible anécdota de Víctor, de quien siempre tendremos algo que aprender.


No es que logre todo lo que desea, pero desde luego necesitamos mucho aguante cuando se empeña en conseguir algo.

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